«La plantilla policial en la provincia», sostiene el comisario, está en la actualidad en una situación normal, con más problemas en la ciudad de Plasencia, debido a la poca oferta de empleo público que ha habido en los últimos años».
El pasado día 15 de enero, durante los actos convocados con motivo de
la celebración de los 192 años de la fundación de la Policía Nacional,
se rindió homenaje a 11 agentes que habían alcanzado la jubilación a lo
largo del 2015. No son los únicos que se han jubilado recientemente, en
realidad en los dos últimos años se han producido más de 50 bajas de
funcionarios policiales en la provincia de Cáceres por este mismo
motivo. Una cifra importante.
La disminución de la plantilla de la Policía Nacional por la avanzada
edad de muchos de los agendas puede causar a medio plazo problemas en
el caso de la provincia de Cáceres si no se incorporan agentes nuevos,
tal y como ha advertido el comisario provincial, Luis Ochagavía.
Según datos del Ministerio del Interior, la plantilla ideal de
agentes para la provincia tendría la siguiente distribución: para la
capital cacereña, 223 policías en activo más entre 20 y 25 de segunda
actividad con destino; para Plasencia, 87 agentes en activo y 2 ó 3 en
segunda actividad con destino; y en la Unidad de Extranjería de Valencia
de Alcántara, nueve en activo y uno o dos en segunda actividad con
destino. Es decir, un mínimo de 342 policías nacionales para tener
cubiertos los servicios de la provincia.
Cáceres es la ciudad que reúne mayor plantilla, por población y
porque agrupa en la comisiaría ubicada en Nuevo Cáceres, estrenada hace
poco más de tres años, la práctica totalidad de los servicios
administrativos ligados a la actividad policial . Entre ellos también se
cuenta el servicio de atención al ciudadano, que se presta las 24 horas
del día los 365 días del año.
En la actualidad, según ha indicado a este diario el comisario
provincial, la plantilla está cubierta en un 90 por ciento. Asegura que
«no es una situación ideal, pero no supone una desventaja importante
para prestar los servicios de seguridad que las ciudades necesitan».
«Existe un pequeño pero», añade Luis Ochagavía, «y es la gran
disminución de funcionarios en segunda actividad con destino, ya que
desempeñan habitualmente tareas burocráticas que ahora, al no estar
ellos, deben ser desempeñadas por funcionarios en activo». Es decir, los
policías que salen a la calle.
Hasta ahora cuando un agente del cuerpo nacional tiene entre 55 años y
62 años, con mínimo de 25 de servicio, debía pasar a la situación de
segunda actividad; y esa segunda actividad podía ser ‘con destino’ o
‘sin destino’.
Con destino es cuando elegían continuar prestando servicios adecuados
a su edad y situación, que normalmente son de carácter burocráticos.
Pueden desempeñarlos hasta los 65 años.
La segunda actividad sin destino es cuando optan por no prestar
servicios. Se trata de una alternativa a extinguiri, que ya ha
desaparecido para quien ingresa ahora en la Policía Nacional. Los nuevos
agentes prolongarán su servicio activo hasta los 65 años, aunque los de
otras promociones aún pueden disfrutar de la posibilidad de la segunda
actividad.
Ochagavía explica que de las más de 50 jubilaciones que han tenido en
los dos últimos años, la gran mayoría se han producido entre los
policías de segunda actividad sin destino, y 19 en concreto los
jubilados que aún tenían destina dentro de la segunda actividad, es
decir, que cumplían con tareas de oficinas.
En este sentido, Ochagavía advierte que si la convocatoria de plazas
se prolonga durante los próximos años, es decir, si continúan
paralizadas las reposiciones, pueden comenzar a tener problemas en la
plantilla. «Va a depender fundamentalmente de la oferta de empleo
público, que sirva no ya para cubrir las bajas que se van produciendo,
sino para recuperar las que se han producido en los cuatro años de no
oferta», avisa el comisario.
Recuerda, además, le lentidud de estos procesos, ya que desde que se
anuncia una convocatoria de plazas hasta que se cubren en la práctica
pasan varios años, sin contar que haya reclamaciones, etcétera. «Hay que
tener en cuenta que pasan casi tres años desde que se convoca una plaza
hasta que se cubre», subraya Ochagavía, que teme que las jubilaciones
hagan mella la calida del servicio que presta la Policía Nacional en la
provincia, principalmente fuera de Cáceres capital.